10 de diciembre de 2009

Saborear la felicidad

Me ocurre con frecuencia y no es para menos. Ante una buena noticia de que una amiga espere un hijo, éxitos profesionales, etc., hacen que me alegre bastante, además de notar en sus rostros, letras o voz la felicidad.
Llevo días dándole vueltas a mi felicidad, porque recuerdo la última vez que fui feliz y ha “llovido” demasiado desde entonces; sé cómo se produjo, pero el sabor lo perdí. De veras que tengo muchas ganas de ser feliz. Ansío conseguirla, aunque sea en pequeñas dosis, que es como más la disfruto y tampoco que se acumule, sino que se produzca poco a poco.
Hace poco, fui invitada a un lugar en el que pensaba que saldría feliz del mismo. De hecho, los días anteriores se fraguaron con nerviosismo, porque tenía ganas que llegara tal acontecimiento. Al principio me sentí bien, aunque después tenía ansiedad y ganas en irme de allí cuanto antes. Le pedí disculpas al anfitrión por tenerme que marchar, y, al llegar a casa no pude más que llorar.

¿Por qué quiero ser feliz? Creo que tenemos derecho a serlo, pero sobre todo porque en mi corazón y mente abundan las nubes y va siendo hora de que se vayan.
¿Cuánto tiempo tendré que esperar? Dispongo de paciencia y me temo que llegue a limitarse.

17 comentarios:

Yuria dijo...

Tienes derecho a la felicidad. Búscala en aquello que tu corazón te diga, no en lo superficial, sino en eso que para ti es profundo e importante, en lo que te procura realización personal, satisfacción y logros.

Un beso.

Ana dijo...

La felicidad llegará cuando menos te lo esperes...
Muchos besitos preciosa.

Lina dijo...

Claro que tienes derecho a ser feliz... aunque tendrás que tener un poco de paciencia... de esa no nos sobra mucho, lo sé.

Besos y ánimos!!!

Paula dijo...

Lo que caracteriza a la verdadera felicidad es que llega por sorpresa y siempre se camufla en las pequeñas cosas. Y tú, amiga mía, estás capacitada para disfrutarla. Sólo tienes que esperar.
un beso

Ligia dijo...

No me creerás, pero esa es una reflexión que me vengo haciendo desde hace algún tiempo. Y llego a la conclusión de que me gustaría volver a sentir esa felicidad que anhelamos. Vivimos cada día por vivir, porque no queda más remedio, pero esperando que pase el tiempo lo mejor que se pueda. La felicidad, felicidad, hace tiempo que no ronda por estos lares. Abrazos

Dashina dijo...

La felicidad la creamos nosotros mismos. Claro que lo de fuera nos influye, acontecimientos, personas y situaciones, pero somos nosotros mismos los que le damos forma o no, la hacemos crecer, la alimentamos. Debe salir de ti, no esperar que llegue, empezando por pequeños logros, sonriendo cada mañana al mirarnos al espejo, recordándonos que el día será todo lo feliz que nosotros queramos que sea. Poniendo un ventilador en nuestra cabeza para disipar las nubes. La felicidad se basa en la esperanza, así que aférrate a ella y dibuja lo que quieras que te haga sonreír.

Mil besos!

José Luis López Recio dijo...

Tal vez la misma ansiedad o el pensar que tenías que estar feliz hicieron que te sintieras así. De todos modos la felicidad te llegará.
Saludos

mariajesusparadela dijo...

Yo creo que nos empeñamos en buscar fuera lo que solamente encontraremos dentro de nosotros mismos. Y creo también que son las cosas pequeñas las que más nos colman.
Quizá el error está en buscar algo enorme y distinto. ¿por qué no saborear el día a día, los pequeños detalles, lo cotidiano?

Rosa Cáceres dijo...

La felicidad es sigilosa, gusta de llegar cuando no se le espera ansiosamente, aunque también le gusta ser deseada. La felicidad se bebe en pequeños sorbos, no suelen servirse grandes jarras de felicidad en la fonda de la vida.
La felicidad de los afectos es la más inesperada, sin embargo, siempre llega, y debe ser acogida y cuidada.
La felicidad tiene un millón de rostros, por tanto, hay felicidad espiritual y corporal, desprendida y hasta egoísta...
Yo te deseo la mayor de las felicidades, que llegue a ti y haga nido en tu corazón.

elbucaro dijo...

La felicidad como tal es inalcanzable, aunque no las ráfagas de felicidad que de vez en cuando nos inundan, esas están dentro de nosotros, pero hay que estar atento, esforzarse y tener suerte de quitar los obstáculos que la ocultan. Un besote.

Lourdes dijo...

La felicidad llega en el momento más insospechado. Y más, si tú la buscas y la deseas.
Todos tenemos derecho a ser felices, eso está claro.


Muchos besos, Tejedora!!

Cabopá dijo...

"sé cómo se produjo, pero el sabor lo perdí"
Me quedo con esta frase de lamento que es muy conocida,es una amiga común,Tejedora........Muchos besicos..........

toñi dijo...

Tienes todo el derecho del mundo a ser feliz y seguro que cuando menos te lo esperes llegará ese momento. Mientras tanto disfruta de todo lo que te rodea a veces cosas muy pequeñas pueden ser muy especiales.

Un beso

Rosario Ruiz de Almodóvar Rivera dijo...

Es la primera vez que paso por tu blog, y me ha gustado mucho tu relato. No hay que buscar la felicidad, creo que viene sola, viviendo día a día y sonriendo a todas las circunstancias cotidianas. De repente aparecerá.

Con tu permiso te seguiré.
Un abrazo fuerte

aaaa dijo...

La felicidad es un estado interno, ya sé mi querida amiga que esto es muy fácil decirlo, te quiero dejar una reflexión:
"Si aprendes a llevar interiormente todas las condiciones que hacen posible la felicidad, meditando y sintonizando tu conciencia... tu felicidad jamás debería dependier de ninguna influencia externa. Así pues no importa en qué ambiente te encuentres, no permitas que éste altere tu paz interior" Paramahansa Yogananda.
un abrazo muy fuerte

Tana dijo...

Siempre he pensado que la felicidad existe en esos pequeños momentos en los que sientes que nada sobra y nada falta. La felicidad puede ser estar arrebujada con una manta y un libro en las manos. La felicidad es calentarme las manos con la taza de té de la mañana. Y punto. Concentrarse en algo pequeño y placentero. Y no querer ir más allá. Porque si piensas en que ese día no verás a tus hijos, o que no hablarás con ellos, o haces una lista de la cantidad de cosas que te quedan por hacer... entonces, la cosa cambia y el momento se esfuma. Tal vez, tal como dice Maria Jesús, el quid es que hacemos que dependa demasiado de lo de lo externo y no buscamos suficiente en nosotros mismos. Un besito Tejedora.

Anónimo dijo...

Todos buscamos la felicidad y a veces la tenemos tan cerca que no nos damos cuenta de ello.
Las nubes pasarán y el sol volverá a brillar.

Feliz 2010 y que tus sueños e ilusiones se vean cumplidos.