Cerró la puerta del ascensor y antes de introducir la llave en la cerradura para adentrarse en su piso, se quedó parado en el descansillo. Escuchaba una música, como él decía, perfecta para bailar con una hermosa mujer.
Dicha música pertenecía a la banda sonora de una película ambientada a principios del siglo XX, época en la que le hubiera gustado retroceder. La componían cuatro instrumentos: fagot, arpa, piano y violín.
Se adentró en su vivienda. De repente pensó que en el lugar de donde provenía tal música viviría una mujer. A esos pensamientos se unió las cualidades físicas antes que las psicológicas de cómo sería tal mujer.
Acostumbraba a esa hora, a preparar el almuerzo, pero no tenía ganas. Le podía más el saber quién viviría en el piso frente al suyo.
Fue en busca de una silla y el libro que leía por esos días para sentarse a continuación junto a la puerta. Media hora después escuchó la puerta del piso que le inquietaba. Se levantó rápidamente y avanzó hacia la mirilla de la puerta. Vio a una bella mujer, salvo respecto a lo que pensaba sobre ella, su pelo era moreno.
Mientras tanto, se decía: No importa. Quiero conocerla.
Dicha música pertenecía a la banda sonora de una película ambientada a principios del siglo XX, época en la que le hubiera gustado retroceder. La componían cuatro instrumentos: fagot, arpa, piano y violín.
Se adentró en su vivienda. De repente pensó que en el lugar de donde provenía tal música viviría una mujer. A esos pensamientos se unió las cualidades físicas antes que las psicológicas de cómo sería tal mujer.
Acostumbraba a esa hora, a preparar el almuerzo, pero no tenía ganas. Le podía más el saber quién viviría en el piso frente al suyo.
Fue en busca de una silla y el libro que leía por esos días para sentarse a continuación junto a la puerta. Media hora después escuchó la puerta del piso que le inquietaba. Se levantó rápidamente y avanzó hacia la mirilla de la puerta. Vio a una bella mujer, salvo respecto a lo que pensaba sobre ella, su pelo era moreno.
Mientras tanto, se decía: No importa. Quiero conocerla.
17 comentarios:
Continuará...¿La conocerá?
Muchos besos.
Este relato comienza muy bien... me gusta.
Seguro que la conoceremos.
Un besito y feliz semana
PD: Gracias por tus agradables comentarios en mi blog
Sí que es verdad. A veces, por un detalle que vemos u oímos de una persona, tenemos la necesidad imperiosa de querer conocerla...
Esto continúa, no?
Me he quedado así un poco como con la miel en los labios o algo...
jejej
Besos, Tejedora.
Que buen tejido de palabras (honor al nombre de tu blog). La fotografía también me ha gustado. Si es tuya, entonces doble felicitación.
Hola tejedora!!! cómo te encuentras? yo acabo de empezar la rutina diaria despues de terminar las fiestas de primavera en Murcia, no sé ai conoces el Bando de la Huerta y el Entierro de la Sardina.
saludos
Me encanta, y te deja con la incógnita... tiene continuación??
Ahora yo tb quiero conocerla jaja
Un beso!
a veces sentimos a alguien antes de conocerle...
Espero que continúe no? No nos dejarás con la intriga.
Por cierto, no entendí muy bien eso de las preguntas que me dijiste en el blog. Para lo que sea, escríbeme un correo. Mi dirección está al final del blog.
Besines.
Me encantaría que la conociera ...
¿y me dejas asi???
vamosssssssssssss
Pinta bien el inicio, asi que no tardes en continuar!!
Lo de sentarse detrás de la puerta en su silla y con su libro es fantástico...Espero con inpaciencia la segunda parte de "Curiosidad". Tejes muy bien las palabras.Besicos.
Hola preciosa paso de nuevo para darte las gracias por los bellos comentarios que has dejado en mi blog y para desearte un feliz fin de semana. Eres un cielo.
Un besito!
Me encanta la historia.
Sin duda eres una verdadera tejedora de palabras. Quizá la vida se componga de detalles, sólo de detalles que nos inquietan y nos hacen soñar.
besos
Jaja, se me ocurre que por lo menos se levantó para mirar por la mirilla, pues ahora la agente se "conoce" desde la silla, sin moverse con internet.
Bueno, ya nos contarás si mereció la pena "el esfuerzo". :)
Un beso.
Un relato breve, con final abierto. Permite al lector continuar la trama a su gusto, siempre que tenga como protagonista a una misteriosa mujer de pelo negro.
Probando, probando...llevo días que por más quer comento a unos y a otros no salen mis comentarios.
Esperaba el desenlace...
Un beso, tejedora.
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