21 de noviembre de 2009

Ánimos y soledad

En una entrevista que leí hace poco, le preguntaron a una escritora qué le preocupaba de sí misma. Respondió el tener bajones de ánimo muy fuertes y que siendo escritora, lo peor es la soledad a la que se enfrenta.
Me muestro conforme con ella; la soledad se halla presente, estemos solos o acompañados.


No importa mi nombre ni mi edad. Tengo continuos bajones de ánimos. Cada día, cuando me levanto de la cama, lo afronto como algo nuevo, que hay que vivirlo y si es intensamente, mejor. Pero me atraviesan hechos, circunstancias, que impiden que viva como deseo. Estoy luchando por algo relacionado con mi futuro, que me cuesta, sintiendo cómo tropiezo con obstáculos. Algunos de ellos logro superarlos y otros siguen ahí.

Hago lo posible por no llorar delante de una persona a la que quiero mucho, está enferma y su mejora está siendo leve. Dicha persona sabe que se salvó gracias a mí, porque si no hubiera nadie en casa en esos momentos, hubiera tenido un final no deseable. Cuando está a mi lado me abraza tanto, y reitera en muchas ocasiones la palabra “gracias”. Le digo que no es nada, aunque interiormente estoy orgullosa de lo que hice aquel día y que se encuentre entre los que le queremos. Pero cuando no está, las lágrimas no cesan en caer.

Al querer lograr algo, si puedo, dejo algo atrás, -aunque posteriormente lo retome- con la finalidad de que si antes tenía unas ocupaciones que no son tan urgentes, el tiempo se lo dedico a aquello que más me interese. Esto también tiene sus estragos y los he notado continuamente.

Anoche, cuando había cenado y tenía puesto el pijama, me llamó un amigo tras salir del trabajo. Llevaba sin verle muchos meses, aunque no perdíamos el contacto telefónico. Insistió en que saliésemos a tomar una copa porque tendría que darme una noticia. Me tuve que vestir y posteriormente acudí donde acordamos quedar en vernos. La noticia cayó como un jarro de agua fría: en breve irá a tierras afganas. No contuve las lágrimas, le abracé durante breves minutos. Él se lo tomó a bien, pues se trata de su trabajo, aunque asegura, a partir de ahora, añorará a la ciudad y también a los que le tenemos afecto. Lo restante transcurrió nombrando tiempos pasados entre cigarros y copas. Me despedí de él con un “hasta pronto” mientras estábamos en la puerta de casa, denotando esperanza en verle cuando sea posible para ambos –sobre todo para él-.
Una vez dentro, la soledad me miraba fijamente; pasé de lado sin hacerle caso. Me cambié de ropa para volverme a poner el pijama y me fui a la cama.

Seis de la mañana: mi gata me despierta, maúlla y requiere mimos. Sabe que le correspondo hasta retorcerse encima de la colcha ronroneando. Miro al fondo de la habitación. La soledad sonríe y agacho enseguida la cabeza.




Cinco de la tarde: estoy sentada en el banco de un parque contemplando cómo gritan los niños mientras juegan y los pájaros claman antes de recogerse.



Regreso a casa e introduzco la llave en la cerradura… ¿cómo me esperará la soledad?

12 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

La soledad está siempre, queramos o no porque cada decisión es solamente nuestra. Pero no tiene por qué ser mala. Conmigo lleva muchos años y somos, de verdad, buenas amigas.

Lourdes dijo...

A veces la soledad nos aprisiona, eh?
Y a veces, levantarse por la mañana es ya en sí una victoria.


Muchos besos, Tejedora!
Y mucho ánimo tb, guapa!

Cabopá dijo...

Ay, la soledad, esa amiga invisible que viene siempre y no sólo por "navidad".........
Es precioso tu relato, está lleno de realismo y sensibilidad........
Besicos amiga tejedora de palabras.

Jose Antonio dijo...

Me da más pánico la falta de tiempo que la soledad o el agobio cotidiano.

Un abrazo de los amigos que consiguen que nunca estés sola.

Alvaro dijo...

Ánimo tejedora, esto es algo que pasará y despues serás mucho más feliz. Intenta ver la vida de otra manera, piensa que tienes amigos, observa si no por internet como acudimos todos. Y suerte en ese proyecto que seguro sacarás.
Un abrazo

RAMPY dijo...

Es curioso que el ser humano viva en sociedad, pero en esa misma sociedad muchos se sientan solos, a pesar de disponer de tantos medios.
Menuda paradoja.
Un rampybeso

Esther dijo...

En este post he conocido mucho más de ti, has sido una heroína salvando una vida y eso te honra. Lo de tu amigo espero que pese a la distancia no perdáis el contacto de una forma u otra.. La soledad a veces nos invade y hay que saber afrontarla o hacerla huir de alguna manera buscando compañia..

besos

aaaa dijo...

Mi querida amiga, no dejes que te arraste la melancolía de un momento, ni la insensatez de verte sola, estás acompañando a quien sufre y eso es de un gran valor. No estás sola... mira y experimenta un momento porqué esa soledad te hace sombra

besos

José Luis López Recio dijo...

La soledad es algo que generalmente deseo; normelamente me es imposible estar solo y me aopetece de vez en cuando buscarla. Lo hago dando largos paseso sumido en mis pensamientos, escuchando música...
pero es cierto que cuando por alguna razón me he visto en la obligación de estar solo, se me hace grande.
Me ha gustado mucho tu sensibilidad y frescura al escribir. me quedaré por aquí.
Un abrazo.

Alonee dijo...

.... muy buenas.....
hace poquito que te sigo, llegué casi de casualidad... y me he encuentrado en esta ocasión con un post que ha conseguido retenerme el aliento unos minutos... imposible resistirse....
no he podido evitar dejar una huella, únicamente para decirte que me ha gustado, al verte describir la soledad, verme reflejado en tus palabras....

un saludo.

tejedora dijo...

María Jesús: Depende de la relación que tengamos con ella. Puedo decirte que, por momentos, es mala y buena.
Me alegra que te lleves bien con tu soledad.
Un abrazo.

Lourdes: Y tanto…
Cada día supone para mí un reto. Si puedo superarlo perfecto y si no… otra vez será.
Muchos besos, diablilla.

Cabopá: Siempre está ahí. La busque o no.
Besos.

Senovilla: A mí también. He dejado algunas cosas al lado porque el tiempo prioriza para dedicarlo a algo que mucho tiene que ver con mi posible futuro.
Un abrazo.

Álvaro: Espero que pase pronto –lo pienso todos los días- pero le gustará quedarse conmigo.
Muchas gracias en lo relativo a mi proyecto.
Un abrazo.

Rampy: ¿Y cuándo se disponen de pocos medios? Si los mismos son limitados, claro, porque una no quiere tantos.
Un beso.

Esther: Imagínate… todos los días llorando sin que esta persona me vea, me escuche. No quiero perjudicarla, porque bastante tiene con lo suyo.
No perderé el contacto con mi amigo.
Fíjate que cuando estoy en compañía de alguien, la soledad se hace menos presente.
Besos.

Joselop: Bienvenido. Llevas mucha razón. Cuando una está harta de su presencia, no sabe qué decir para que se ausente, aunque sea un poco.
Gracias por quedarte aquí.
Un abrazo.

Alonee: Bienvenido. Muchas gracias.
Un saludo.

Rafaela: ¿Si te dijera que aún sigue la melancolía? Impide llevar la vida que una quiere y también necesita.
Besos.



De veras… ¡¡¡MUCHAS GRACIAS POR VUESTRAS PALABRAS!!!

Ana Muela Sopeña dijo...

Hola, Tejedora de palabras:

Escribes muy bien. Me están gustando mucho tus textos.

Te dejo un abrazo
si lo deseas visítame:

http://www.laberintodelluvia.com
http://www.poesiademujeres.com

Gracias por escribir de un modo de bello y sincero.
Ana