No se cumple ningún aniversario especial, pero el mito de Coco Chanel es objeto de deseo del cine. Tres películas se estrenarán en los próximos meses sobre la figura de Gabrielle Chanel, considerada la gran revolucionaria de la moda del siglo XX, que fue amante de algunos de los hombres más poderosos de su tiempo y que supo construir un verdadero imperio del lujo. Uno de estos filmes, que llevará por título Coco antes de Chanel, lo protagoniza Audrey Tautou, a quien la gente recuerda sobre todo por el ingenuo personaje de Amélie, quien ha declarado que en la película ha querido demostrar que, tras la elegancia y la compostura de Coco, se escondía una mujer furiosa, encolerizada como resultado de un caos interior difícil de gestionar: “Tenía ganas de vivir, pero no sabía cómo”.
La leyenda de Coco Chanel arranca en el momento de su nacimiento en un hospital de pobres de Saumur. Era la segunda hija ilegítima de una pareja de vendedores ambulantes, y aunque sus padres acabaron casándose, la familia se descompuso cuando ella tenía seis años, al morir su madre, y ella fue a parar a un orfanato en la Auvernia. Una tía paterna la rescató con 20 años, le enseñó a coser y juntas se dedicaron a reformar por unos pocos francos el guardarropa de sus vecinas. Como aquello sólo daba para malvivir, intentaron ganarse el sustento en Vichy como cantantes de sus numerosos cafés. Su tía pronto vio que aquello no era lo suyo, pero Gabrielle, a quien el público empezó a llamar Coco, porque este nombre aparecía en el estribillo de una de sus canciones, persistió, hasta que un joven soldado se encaprichó de ella. Étienne Balsan era rico y acababa de adquirir una villa campestre donde criaba caballos. Durante seis años vivió allí ociosamente aprendiendo a montar a caballo y a matar las tardes compartiendo el té con emperifolladas damas. Sus aparatosas pamelas animaron a Coco a diseñar sombreros de paja simples, pero elegantes, para sus amigas. Ella pidió a Étienne que le financiase una sombrerería. Él se negó pero le cedió un apartamento en París para intentar que se distrajera de sus devaneos modistiles. Un jugador de polo, empresario avispado y mujeriego empedernido, al que llamaban Boy, decidió ayudarla y le alquiló una tienda en la Rue Cambon de París, que rotuló como Chanel Modes.
Coco Chanel iba a liberar a la mujer de sus apelmazados vestidos cambiándolos por camisas, jerséis abiertos, faldas rectas hasta los tobillos, chaquetas anchas…
Supo ser la mejor publicista de su marca. Ella solía afirmar que nunca habría creado un vestido que no fuera capaz de llevar. La relación con Boy pasó de lo comercial a lo personal, cuando finalmente murió en 1918 en un accidente de coche. Coco le homenajeó con un vestido negro que se convirtió en uno de sus grandes éxitos, aunque había nacido para mostrar su luto al mundo.
El pintor Josep María Sert y su esposa Misia fueron entonces su refugio y la presentaron no sólo a la alta sociedad sino también al mundo intelectual. Picasso, y sobre todo Stravinski, fueron amantes suyos. Y más tarde, el duque de Westminster.
La leyenda de Coco Chanel arranca en el momento de su nacimiento en un hospital de pobres de Saumur. Era la segunda hija ilegítima de una pareja de vendedores ambulantes, y aunque sus padres acabaron casándose, la familia se descompuso cuando ella tenía seis años, al morir su madre, y ella fue a parar a un orfanato en la Auvernia. Una tía paterna la rescató con 20 años, le enseñó a coser y juntas se dedicaron a reformar por unos pocos francos el guardarropa de sus vecinas. Como aquello sólo daba para malvivir, intentaron ganarse el sustento en Vichy como cantantes de sus numerosos cafés. Su tía pronto vio que aquello no era lo suyo, pero Gabrielle, a quien el público empezó a llamar Coco, porque este nombre aparecía en el estribillo de una de sus canciones, persistió, hasta que un joven soldado se encaprichó de ella. Étienne Balsan era rico y acababa de adquirir una villa campestre donde criaba caballos. Durante seis años vivió allí ociosamente aprendiendo a montar a caballo y a matar las tardes compartiendo el té con emperifolladas damas. Sus aparatosas pamelas animaron a Coco a diseñar sombreros de paja simples, pero elegantes, para sus amigas. Ella pidió a Étienne que le financiase una sombrerería. Él se negó pero le cedió un apartamento en París para intentar que se distrajera de sus devaneos modistiles. Un jugador de polo, empresario avispado y mujeriego empedernido, al que llamaban Boy, decidió ayudarla y le alquiló una tienda en la Rue Cambon de París, que rotuló como Chanel Modes.
Coco Chanel iba a liberar a la mujer de sus apelmazados vestidos cambiándolos por camisas, jerséis abiertos, faldas rectas hasta los tobillos, chaquetas anchas…
Supo ser la mejor publicista de su marca. Ella solía afirmar que nunca habría creado un vestido que no fuera capaz de llevar. La relación con Boy pasó de lo comercial a lo personal, cuando finalmente murió en 1918 en un accidente de coche. Coco le homenajeó con un vestido negro que se convirtió en uno de sus grandes éxitos, aunque había nacido para mostrar su luto al mundo.
El pintor Josep María Sert y su esposa Misia fueron entonces su refugio y la presentaron no sólo a la alta sociedad sino también al mundo intelectual. Picasso, y sobre todo Stravinski, fueron amantes suyos. Y más tarde, el duque de Westminster.
Chanel tuvo la habilidad de darse cuenta de que con la crisis económica de 1929 las cosas tardarían en volver a la normalidad, así que supo crear un discurso para los tiempos de crisis. “Parecer rico se consideraba de mal gusto”, diría más tarde, así que puso de moda unos vestidos más discretos e incluso las joyas falsas.
Ahora que la industria del lujo intenta reinventarse, estaría bien que leyesen a Coco. De momento tres películas van a recuperar su esplendor y sus sombras.
Ahora que la industria del lujo intenta reinventarse, estaría bien que leyesen a Coco. De momento tres películas van a recuperar su esplendor y sus sombras.
Texto: Marius Carol
14 comentarios:
Tiene una historia muy interesante...
Muchos besos guapa.
Me ha encantado esta entrada, me gusta que no solo se hable de cuando ella ya estaba en todo su esplandor !!!!
La verdad es que tengo muchas ganas de ver esas peliculas aunque supongo que seré muy criticas ya que este personaje me tiene el corazon robado.
Un beso grande.
Desde luego, la vida de Coco Chanel es para hacerle una peli o tres.
:)
Besos, Tejedora!
YO, es que en cuanto la he visto anunciar, me la he apuntado en la agenda. Y este fin de semana puedo tener la oportunidad, mis hombres quieren ver la última de terminator y tal vez eso acabe de animarme a ir solita al cine.
supervivientes en tiempos difíciles, y más que supervivientes, y amor y libertad
Qué buena entrada, amiga. Interesante información.
Saludos
La historia de Chanel en realidad es muy interesante y apasionante.
Vamos a ver que tal se vienen las peliculas.
Saludos!
En cuanto pueda veo las pelis, porque siempre ha sido un personaje que me ha parecido muy interesante.
Besos y suerteeeee!!!!!!!!!
No tenía ni idea que esa fuera la biografía de Coco Chanel, pero fue muy dura.Ah! por cierto la foto de arriba es muy elegante
Vaya, realmente es de los personajes que nunca me había parado a conocer un poco. Me parece muy interesante.
Besos
No sabía tanto de ella, en realidad, casi nada más que su nombre y su nacionalidad, y eso de los amantas. Veremos las películas. Me gusta el apellido Chanel, jajaja, como no va a gustarme si conozco a cuatro que lo llevan en plural y son las prendas de mi corazón.
Muy interesante :)
Precisamente ayer dieron una peli de "Coco Chanel" en la TV y yo empecé a verla pero me turré y lo dejé....
Como no me gusta la moda, no es un personaje que me atraiga demasiado pero, después de tu post, la he visto con otros ojos.
Un abrazo,
Esteban
cuando era pequeña, creía que cocochanel eran payasos ja,aja,ja....Besicos.
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