28 de mayo de 2009

Las hermanas Grimes


"Ninguna de las hermanas Grimes estaba destinada a ser feliz, y al echar una mirada retrospectiva siempre da la impresión de que los problemas comenzaron con el divorcio de sus padres." Así empieza esta magistral novela del autor de Vía Revolucionaria: la historia de dos hermanas que construyen sus vidas por caminos opuestos. Para Sarah, el matrimonio y la vida familiar son un refugio seguro, aunque no garanticen la felicidad. Emily, en cambio, busca en un hombre tras otro las respuestas que no puede darse a sí misma, y procura en vano huir de la soledad. La Nueva York de los años treinta a los setenta, a la que llegan los ecos de la Segunda Guerra Mundial y del psicoanálisis, es el escenario de esta novela valiente y demoledora, profundamente humana.


Sarah y Emily Grimes son hijas de un reportero frustrado que trabaja como copista en un panfleto reaccionario y de Pookie, como le gusta que la llamen, una mujer parlanchina, que hace gala de unas injustificadas aspiraciones de clase y cuyos adjetivos preferidos, repetidos hasta el extremo de perder todo su sentido, son “maravilloso” y “delicioso”. Tras la separación del matrimonio, las niñas se quedan con Pookie, que empieza una peregrinación por distintos empleos y domicilios. Sarah, la mayor, hace suyas las aspiraciones de su madre: encontrar un marido maravilloso, vivir en una casa deliciosa y tener hijos que sean ambas cosas. Emily, por su parte, es la independiente, la liberal, la que aspira a ir a la universidad y tener una carrera. Ambas consiguen lo que quieren. Sarah se casa con un hombre que se parece a Laurence Olivier, se muda al campo y es madre de tres hijos. Emily consigue una beca universitaria, estudia literatura y entra en una agencia publicitaria; por el camino conoce a buen número de hombres.



Las hermanas pasan por una serie de malos tragos en nada ajenos a lo que cualquier persona puede experimentar: el envejecimiento y muerte de los padres, la mudanza de carácter de las parejas, los trabajos que se revelan infructuosos, la continua postergación de ciertos sueños… La familiaridad de los baches que sufren las Grimes, el modo natural como se suceden -no por previsible menos sobrecogedor- y la forma en que es mostrado el paso del tiempo -como agua sucia que corre entre los dedos dejándolos cubiertos por una película desagradable- hacen que esta novela se lea con un nudo en el estómago. Un nudo que nunca se destensa. Pero gracias al buen oficio de Yates no dejamos de pasar las páginas.



Lo que mayor desasosiego produce es el discurrir del tiempo. En poco más de doscientas páginas, Yates concentra la vida de varias personas, y en particular la de Emily, la hermana pequeña y personaje central de la novela. Pero lo peor no es la rapidez con que se suceden los acontecimientos, sino su carácter infructuoso. O aparentemente infructuoso.



A pesar de todos sus deseos de independencia Emily no es tan impermeable como piensa a los adoctrinamientos de su madre. Sin ser plenamente consciente de ello busca una vida tan perfecta y ordenada, tan de color de rosa como la que (aparentemente) disfruta su hermana. Nada le parece lo bastante bueno, ningún trabajo, ningún hombre, ninguno de sus intentos por convertirse en escritora…



Cada vez que Emily se encuentra en una situación que la incomoda, la confunde o la frustra, o cada vez que la vida la deja en la cuneta, siempre dice lo mismo: «Ya veo». Pero no es cierto. En realidad no ve nada. No ve que sus sucesivas parejas llevan los defectos expuestos en la solapa: el universitario impotente, el poeta atormentado por su declive creativo, el ejecutivo que sigue enamorado de su primera mujer… Ella sólo ve idealizaciones de lo que podría llegar a ser.



Al final, a fuerza de equivocarse, Emily abandona sus sueños de perfección. Se carga de tristeza y rencor contra todo y todos los que la rodean. Y una vez más vuelve a equivocarse. Vuelve a no ver. Porque es cierto que la perfección resulta inalcanzable, pero hay personas y objetivos en los que confiar, y están ahí, presentes, desde siempre, sólo hay que enfocar la mirada para verlos.

8 comentarios:

Ana dijo...

Parece muy interesante...Me lo apunto.
Ter mando mucha fuerza para esas opos...
Muchos besos guapa.

Lourdes dijo...

Como siempre, todo lo que lees tiene buena pinta.
Vaya, niña, que sabes escoger a la perfección tus lecturas.
Y está muy bien eso de que nos informes a los demás. :)

Graaaacias!
Un beso, guapísima.

RAMPY dijo...

Tomo nota de tu recomendación
Un rampybeso

Ligia dijo...

Tiene buena pinta el libro. Yo estoy todavía con "La elegancia del erizo", que me está costando llegar al final. Abrazos

Cabopá dijo...

Me apunto el titulo para este verano, ahora llevo otros en ristre... Tus comentarios literarios son una delicia,llenos de descripción y muy bien traídos pareces un poco de la editora...ja,aj, ja,...Buena suerte en todo lo que te acontezca.Besicos.

Myriam dijo...

Muchisimas gracias por tus palabras dejadas en mi blog y suerte con las oposiciones!

Saludos

Carmen dijo...

Me la apunto porque me ha parecido fantástica. Sabes escoger muy bien la lectura y tus comentarios literarios son de lo mejor.

Un besito preciosa y feliz fin de semana

Esteban dijo...

La pregunta de Adegea es… ¿Cuál es tu hombre ideal?
Respetuoso, honrado, educado, sencillo y con un breve toque de humor.


YOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!


Un abrazo,

Esteban