
En el legendario Quai de Orfèvres, sede de la Policía Judicial de París, el comisario Nico Sirksy sufre más estrés del que su estómago puede aguantar. De vuelta de una visita a la atractiva doctora Carolina Darly, le informan de un macabro asesinato ocurrido ese mismo día, un lunes. La víctima, una profesora de historia, ha sido hallada muerta y atrozmente mutilada. Al día siguiente, la policía encuentra el cadáver de otra mujer, muerta en circunstancias similares. En el espejo del cuarto de baño el asesino ha dejado escrito con sangre: Siete días, siete mujeres… Comienza entonces una trepidante carrera contrarreloj.
Bien estructurado, con algún que otro suspense. Hay algo de amor entre el comisario y la doctora, aunque predominan los asesinatos que se llevan a cabo cada día. Sorprende cómo llevan el caso el personal de la policía judicial, descansan poco pues al final se descubrirá si la séptima víctima fallece o no. No puede ver el asesino a las mujeres rubias, sino que las prefiere morenas y casi con lo que resta de físico. E incluso,más adelante, para hacer daño a Nico Sirksy, escoge mujeres relacionadas con su entorno. Se descubre por qué éste apego a éstas mujeres.
Nos adelanta, cuando quedan más de cien páginas para finalizar el libro, quién pudiera ser el asesino, pero ¿será él?
Bien estructurado, con algún que otro suspense. Hay algo de amor entre el comisario y la doctora, aunque predominan los asesinatos que se llevan a cabo cada día. Sorprende cómo llevan el caso el personal de la policía judicial, descansan poco pues al final se descubrirá si la séptima víctima fallece o no. No puede ver el asesino a las mujeres rubias, sino que las prefiere morenas y casi con lo que resta de físico. E incluso,más adelante, para hacer daño a Nico Sirksy, escoge mujeres relacionadas con su entorno. Se descubre por qué éste apego a éstas mujeres.
Nos adelanta, cuando quedan más de cien páginas para finalizar el libro, quién pudiera ser el asesino, pero ¿será él?