27 de mayo de 2011

Mi compañero de costura



Siempre está ahí. Bueno… casi siempre, cuando estoy con mis padres sí, pero cuando no, le echo bastante en falta. Se ha convertido en mi compañero de costura desde que tenía cuarenta días -que comenzamos a tenerlo en casa-, y a sus siete años sigue igual.

Tengo mucho cuidado con que no ponga cualquier pata delantera cerca de la patilla prénsatelas, para que no le pinche la aguja, pero le encanta ver cómo se mueven los carretes de hilo una vez que se encuentran en la máquina de coser o remalladora. Y eso que es bastante nervioso. Muchas veces le tengo que llamar la atención, aunque en el fondo me ría por las trastadas que hace.